Escuchar a su madre cantándole en la cuna es el primer recuerdo que José Sacristán (Chinchón, Madrid, 1937) asocia de alguna manera con el arte, es decir, con la sensación de estar ante algo bello y bueno. Más adelante vendrían los museos y su descubrimiento de pintores como Goya, cuya mirada comprometida y crítica siempre le fascinó. No sólo hubiera querido encarnar al genio de Fuendetodos sino también preguntarle por ese convulso Siglo de las Luces que le tocó vivir al lado de personajes como Fernando VII, “el rey felón”. Desde que en 1965 rodara su primera película, simultaneando desde entonces la gran pantalla con el teatro, los musicales y la televisión, Sacristán se ha convertido en uno de los nombres más respetados y queridos de nuestras artes escénicas. La guinda a esta brillante trayectoria la pone, por ahora, en el Teatro Bellas Artes de Madrid, con la adaptación teatral de Señora de rojo sobre fondo gris, donde da vida a un pintor sumido en una crisis creativa desde que falleció de forma imprevista su mujer. [Raquel García-Osuna. Foto: Javier Naval]
