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    La pasión africana de Hélène Leloup

    La vocación de Hélène Leloup (1927) nació del mismo espíritu curioso y aventurero que le impulsó a viajar a África por primera vez en 1952. En aquel momento, era una joven estudiante que trabajaba para una pequeña agencia de prensa, pero cuando se le presentó la oportunidad de visitar la capital de Senegal, Dakar, no la dejó escapar. Ese carácter intrépido era una herencia de su padre, un marino que había llevado a cabo numerosas travesías transatlánticas en su yate, y que había fallecido trágicamente cuando Leloup tenía nueve años. Aquel viaje marcaría el comienzo también de su devoción por las artes del continente negro. Solo cuatro años más tarde, en 1956, Hélène y su primer marido Henri Kamer abrieron una galería en París, y poco después cruzó el charco para abrir otras dos galerías en Estados Unidos, una en Nueva York, en plena Madison Avenue, y otra en Palm Beach. Ella y su marido se hicieron amigos del influyente marchante Pierre Matisse, asesoraron al cineasta John Huston y le vendieron varias piezas al magnate Nelson Rockefeller. Aunque en 2004 se jubiló del negocio, Leloup, que ahora tiene 96 años, no se ha desvinculado del que ha sido el motor de su vida, de hecho, en 2011, fue la comisaria de la muestra Dogon en el Musée du quai Branly de París.  Su sensacional colección de arte subsahariano y oceánico será  dispersada por Sotheby’s en dos sesiones: la primera tendrá lugar este mes (el 21 de junio), y la segunda en otoño. Junto a un centenar de obras tribales también hay creaciones de artistas como Francis Bacon, Louise Bourgeois o Salvador Dalí, autor de un Paisaje surrealista que Leloup adquirió porque le recordaba las dunas de Africa. [© Sotheby’s Images]

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