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    Las raíces y alas de Jiang Qiong Er

    “El arte no fue una elección sino mi destino”, confiesa Jiang Qiong Er (Shanghai, 1976) al recordar cómo, con apenas 2 años, ya se instruía en la técnica de la pintura tradicional con tinta. Su precocidad con el pincel no pasó desapercibida y con 11 años, junto con su hermano, después de haber ganado varios premios nacionales e internacionales, una asociación cultural les becó para hacer un viaje por la antigua Ruta de la Seda. “Fue inolvidable. Nos consiguieron un coche con un conductor, porque en aquel momento apenas nadie sabía conducir, y pudimos conocer lugares asombrosos. Pintábamos todo el tiempo, y también escribíamos pequeños textos y poemas, describiendo lo que veíamos. Vivimos en el desierto y recuerdo cómo me impactó que, a las diez de la noche, todavía brillara el sol…” Tras graduarse en la Universidad de Tongji, en el año 2000 se mudó a Europa para matricularse en la Escuela de Artes Decorativas de París. Como diseñadora fundó con Hermès la marca Shang Xia que celebra la artesanía asiática a través de diseños contemporáneos, además de crear la colección Bamboo Mood para Roche Bobois. La revista Forbes la incluyó entre las 25 personalidades chinas más influyentes del mundo en el sector de la moda y estilo de vida. “Me siento muy arraigada a la cultura china, que está en la raíz de mi identidad como artista, y el hecho de vivir en Francia me hace sentir que puedo volar por un cielo universal. Como solía decir mi padre, Xing Tong He, que fue el arquitecto que diseñó el Shanghai Museum, “cuanto más alta quieras construir la torre, más profundos deben ser los cimientos”. Su rica herencia cultural se refleja también en sus obras plásticas que forman parte de las colecciones de instituciones como el British Museum o el Victoria & Albert Museum de Londres. Su último proyecto, concebido para el Musée Guimet de París, es Guardianes del Tiempo en el que reinterpreta los símbolos culturales y mitológicos chinos y reflexiona sobre dualidades como tradición y tecnología, herencia e innovación, o memoria e imaginación. “Diseñé esta instalación como una experiencia sensorial y espiritual, a la vez profundamente personal y colectiva. Un puente entre las culturas francesa y china, en general y, a nivel personal, para mostrar cómo estas dos culturas han influido en mi trabajo.” En la fachada del museo parisino se han colocado una docena de criaturas míticas y distintos símbolos, relacionados con la salud, la longevidad, la buena suerte, etc. Todos ellos hablan de valores como la sabiduría, el valor, la autenticidad, la inclusión… En la azotea se ha colgado la pieza Su Voz – Valentía, una gigantesca red en la que se han bordado palabras poéticas de sesenta mujeres chinas, usando una nueva «escritura femenina» inspirada en el nü shu, el único sistema de escritura del mundo creado y utilizado exclusivamente por mujeres, que se extinguió a comienzos del siglo XXI. Pero el simbolismo no sólo está en su obra sino también en su propio nombre. “Qiong Er, es mi apellido materno, aunque mi hermano mayor [EnGe Xing] sigue llevando el paterno. Mi familia tomó una decisión pionera pues son muy pocas las que ponen apellidos distintos a sus hijos”, explica, “Mi nombre compuesto lo escogió mi abuelo para mí. En chino, ‘Qiong’ significa jade y es sinónimo de algo puro y duradero, mientras que ‘Er’, se refiere a la normalidad. Así que el deseo de mi abuelo era que yo fuera capaz de crear algo extraordinario pero conservando siempre un corazón sencillo. Y creo que de alguna manera este nombre refleja mi personalidad.”

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