Nantes, la ciudad a orillas del Loira que vio nacer a Jules Verne o donde germinó el surrealismo, es un afortunado ejemplo de reconversión de una región industrial en destino cultural gracias a eventos como Le Voyage à Nantes, que celebra su 13ª edición del 6 de julio al 8 de septiembre, transformando a esta urbe en un museo de arte contemporáneo al aire libre. Esta iniciativa fomenta la cultura, el arte y la sostenibilidad, y lo hace invitando a los propios creadores a usar la ciudad como patio de recreo mediante instalaciones artísticas, temporales o permanentes en el espacio público. Como novedad en la programación, se ha instado a los participantes areflexionar y a tomar a los árboles como objetos de sus creaciones. Así, el brasileño Henrique Oliveira (1973) dejará su sello en la Place Graslin con una escultura monumental, cuyo título homenajea la película Fitzcarraldo de Werner Herzog. Hecha enteramente de madera, como un organismo vivo, compuesto de enormes ramas que se entrelazan y se extienden dinámicamente, la escultura es tan maravillosa como aterradora. Las esculturas de Oliveira están hechas de trozos de madera desechados -concretamente, de las láminas llamadas tapumes utilizadas para ocultar los sitios de construcción en Brasil – y cuestionan los límites entre el artificio humano y la naturaleza sin adulterar, y nos invitan a reflexionar sobre nuestro impacto en el medio ambiente y la belleza en lo que a menudo se considera insignificante o efímero.
Uno de los objetivos de esta edición es que el arte sirva para poner en valor el rico patrimonio arbóreo de Nantes. Séverine Hubard (1977), por ejemplo, ha diseñado una escultura para un espectacular pino de Monterey, de unos 20 metros de alto y 80 años de edad, situado en el borde del Miroir d’Eau, frente al Castillo de los duques de Bretaña. Por su parte, Yuhsin U Chang (1980) ha sido invitada a dar su toque personal a los árboles de la plaza Maurice-Schwob. La artista taiwanesa, afincada en Francia, se pregunta ¿Cómo miramos los árboles? ¿Somos conscientes de su excepcional longevidad en comparación con la nuestra? Un cedro puede vivir 2.000 años. Un pino piñonero, hasta 250 años. Usando estos datos, Chang calculó el diámetro que un árbol podría llegar a tener al final de su ciclo de crecimiento. Su escultura, de tono surrealista, toma una “sección” de su hipotético tronco revelando sus anillos de crecimiento que son atravesados por el tronco y las ramas. Artista y científico, Fabrice Hyber (1961) concibe su obra como un rizoma gigante en el que dialogan diferentes disciplinas, desde el dibujo a la pintura. Este inventor de metamorfosis, que anticipa mutaciones futuras, ha hecho verde su color fetiche y, desde 1995, su bosque ideal ha ido creciendo en el valle de Vendée de su infancia, donde ha sembrado miles de árboles: «Prefiero no plantar árboles, sino sembrarlos. Este es el método menos traumático para la planta y para la tierra – y también es el más completo, ¡como un proceso de aprendizaje! ¿Qué lleva mucho tiempo? Así es la vida.» Para renovar las colecciones botánicas del Macizo Armerico del Jardín des Plantes el departamento de parques de la ciudad y Le Voyage a Nantes encargaron a Hyber realizar una obra totémica: L’Homme de bois, una formidable escultura de más de 6 metros de altura.
En el verano de 2022, la oficina municipal responsable de las fuentes de Nantes contactó con este festival para pensar un proyecto que mostraría la política de la ciudad de proporcionar acceso al agua potable a todo el mundo en los espacios públicos. A continuación dirigieron su atención a la fuente más emblemática de Francia: la Fontaine Wallace, ideada por el filántropo británico Richard Wallace y diseñada por el escultor de Nantes Charles-Auguste Lebourg. 150 años después, Le Voyage a Nantes ha invitado al artista e ilustrador Cyril Pedrosa (1972) a diseñar un proyecto, titulado L’Évasion, en torno a este emblema histórico del diseño urbano que se despliega por cuatro lugares distintos del centro de Nantes.
En el Passage Sainte-Croix se proyectará una videoinstalación de David Claerbout (1969) sobre un bosque en llamas. Los 24 minutos que dura Wildfire (meditation of fire) son una llamada de atención sobre la fragilidad del planeta a consecuencia del calentamiento global. En un antiguo muelle del Loira que desapareció una vez el río fue llenado, los baños públicos, los «bains-douches», se construyeron en 1860 para facilitar la higiene para las lavanderías y trabajadores con menos recursos. Muy populares hasta el siglo XX, los baños fueron renovados en la década de 1980, tanto para preservar su arquitectura (el edificio fue diseñado por Henri-Théodore Driollet) como para acoger a diferentes asociaciones. Es ahí donde la artista Claire Tabouret (1981) ha colocado una obra permanente, la escultura de bronce, Deux Baigneuses, que capta a dos muchachas, que podrían ser hermanas, en un momento de tranquilidad después del baño.
Junto con estas instalaciones en espacios públicos, el programa de Le Voyage à Nantes incluye numerosas exposiciones. En Derrière la porte [25 rue Fouré] el artista Pierrick Sorin (1960) abre por primera vez las puertas de su estudio para compartir las diversas facetas de su trabajo, que incluyen autofilmaciones, videoinstalaciones, dispositivos ópticos ponen de relieve la realidad banal o juegan con la ilusión virtual (hasta el 1 de septiembre). Les Jardins d’Arcadie de la Visitation acogen la instalación Le désespoir des singes de Sébastien Gouju (1978) que consta de cuarenta piezas de metal que evocan a primates, así cómo guirnaldas, hojas y otros elementos decorativos vinculados las artes metalúrgicas. CuCo & Co, en la HAB Galerie, es la propuesta de la escultora Caroline Mesquita (1989) que transforma el espacio en una especie de fábrica, un laberinto de pasillos y salas pobladas de extravagantes personajes creados en todo tipo de materiales, desde papel, cartón y piedra hasta metal (hasta el 29 de septiembre). Formado en caligrafía desde muy joven, Lassaâd Metoui (1963) se inspira tanto en la pintura occidental, desde Matisse y Paul Klee a Soulages, como en el arte del Lejano Oriente, en particular el japonés. La muestra Ivresse de l’encre, que se despliega en el Castillo de los duques de Bretaña [del 6 de julio al 22 de septiembre] permite profundizar en el imaginario del artista tunecino a través de un centenar de piezas, entre lienzos y obra sobre papel. Desde que se plantara por primera vez en 2016, el jardín vegetal Le Potager de la Cantine ha ido evolucionando a lo largo de las estaciones creando un ecosistema único en el corazón de los antiguos astilleros de Nantes. Para esta edición, sus 1.000 metros cuadros se transforman, gracias a la intervención del estudio de arquitectura Atelier Vecteur, en un espacio para preservar y compartir verduras y plantas aromáticas, incluyendo variedades locales o poco conocidas, seleccionadas por sus sabores únicos. Consultar el programa completo del festival de arte contemporáneo