Pamela y Richard Kramlich han forjado una de las colecciones privadas más renombradas de nuevos medios. Sus fondos comprenden más de 200 obras de cine, vídeo e instalaciones que ofrecen una antología del arte más vanguardista desde la década de los 60 hasta la actualidad. El apoyo de estos audaces mecenas ha sido esencial para el despegue de artistas como Marina Abramović, Steve McQueen o Matthew Barney. La singularidad de su colección, en la que conviven abrumadoras instalaciones audiovisuales con fotografías de gran formato, requería de un espacio adecuado para exhibirlas. Esa fue la razón de que adquirieran un terreno en el Valle de Napa californiano, famoso por sus viñedos, y encargaran a los arquitectos suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, ganadores del premio Pritzker y autores de la Tate Modern, un edificio que fuera casa y museo particular. El proceso se prolongó durante veinte años pero la espera mereció la pena. Hoy conviven con su colección multimedia en un pabellón de cristal y acero de más de 75 hectáreas rodeado de colinas ondulantes que no es solo el hogar de una familia sino también una asombrosa galería de arte (abierta al público con cita previa). Esta colección norteamericana ha cruzado por primera vez el océano para recalar en Europa, en el Centraal Museum de Utrecht (Holanda), que ha hecho dialogar estos rompedores videos e instalaciones con pinturas de los antiguos maestros. [Vanessa García-Osuna. Foto: Ryan Young]
