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    El Quijote cabalga en París

    Si los Cuatro Folios de Shakespeare son la cima de la bibliofilia inglesa y la Divina Comedia de Dante publicada en Foligno de la italiana, las primeras ediciones del Quijote impresas en vida de Miguel de Cervantes (1547-1616) son la cumbre del coleccionismo literario español. Con un precio de salida de 400.000 a 600.000 euros, Sotheby’s saca al mercado el 14 de diciembre en París un valioso conjunto de volúmenes del Quijote. Su historia reciente comienza hace casi un siglo, en la librería Maggs de Londres. A principios de los años 30, Jorge Ortiz Linares atravesó por primera vez el umbral del establecimiento interesándose por las más valiosas ediciones del hidalgo de la Mancha. Salió con las manos vacías pero su nombre se apuntó en una lista de espera. Unos años más tarde, el teléfono sonaría en su mansión parisina en el número 34 de la avenida Foch de París. «Tenemos un ejemplar para usted, señor». El 21 de diciembre de 1936, cruzó el Canal de la Mancha en avión, y volvió a Maggs. Acababa de nacer una de las mejores bibliotecas particulares del siglo XX.  Ortiz Linares era el embajador de Bolivia en Francia y estaba casado con la hija de Simón Patiño, también conocido como «el Rockefeller andino». Desde muy joven hizo acopio de libros raros y manuscritos, centrándose en dos áreas: el universo hispanoamericano y la literatura francesa. Del primer volumen del Quijote, Ortiz Linares atesoraba una copia de la tercera edición publicada por Juan de la Cuesta en Madrid en 1608, la última revisada por el propio Cervantes. En cuanto al segundo volumen, el coleccionista boliviano consiguió una rarísima edición príncipe impresa en 1615. “Considerada hoy la primera novela moderna de la historia, Don Quijote fue la base sobre la que se erigió nuestro mundo literario”, ha manifestado Anne Heilbronn, jefa del departamento de Libros y Manuscritos de Sotheby’s Francia.  

    El Quijote se convirtió en leyenda casi inmediatamente después de su publicación e hizo famoso a Cervantes en Europa y el Nuevo Mundo. Su novela fue profusamente copiada y pirateada por al menos tres editores distintos. En los cuatrocientos años transcurridos desde su aparición, hay pocos personajes que hayan sido tan mitificados como el caballero de la triste figura. Hasta el propio William Shakespeare se miró en Cervantes, de hecho, una obra perdida del bardo, Historia de Cardenio, se basaba en un episodio del Quijote. La primera parte de la novela fue impresa en 1605, y fue enviada principalmente al Nuevo Mundo siguiendo las instrucciones del propio escritor. Desgraciadamente la mayoría de las copias se perdieron en un naufragio cerca de La Habana, aunque alrededor de 70 ejemplares llegaron a Lima, desde donde fueron enviados a Cuzco en el corazón de los Andes y del desaparecido imperio inca. Al igual que muchos literatos de su época, a Cervantes le cautivaban las historias de los conquistadores e incluso hizo una solicitud para trasladarse a América. Mientras España colonizaba política y económicamente el Nuevo Mundo, éste hacía lo mismo con la imaginación de la metrópolis. De hecho, en la novela existe una clara simetría entre la figura del ingenioso hidalgo recorriendo España a lomos de Rocinante y la de los conquistadores invadiendo América. 

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