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    Soledad Sevilla, geómetra emocional

    La pureza de la línea, el color y la creación de formas a través de módulos geométricos componen el universo plástico de Soledad Sevilla (Valencia, 1944), a quien el Museo Reina Sofía dedica la retrospectiva Ritmos, tramas, variables, un recorrido cronológico y circular a través de un centenar de obras que condensan seis décadas de trayectoria. Abarca desde sus comienzos, a finales de los años 60, ligados al Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), hasta la actualidad, con una serie de trabajos muy recientes, algunos de ellos realizados específicamente para esta muestra, relacionados con sus orígenes y su admiración por su referente, Eusebio Sempere. La trama, la línea, los ritmos y las variaciones son elementos constantes en todas sus etapas, conforman el cuadro que, según ella misma dice, siempre está pintando: “Es una teoría que compartimos muchos artistas, que pintamos siempre el mismo cuadro, y aunque podría parecer que son diferentes etapas unas y otras, es una unidad que se repite”. Junto con el gran formato, que desarrolla a partir de los años 70, la expresión de las emociones a través de la luz y la oscuridad son también señas de identidad de esta artista premio Velázquez en 2020. “Es importante entender quién es Soledad Sevilla”, dice Isabel Tejeda, comisaria de la muestra. “Es una mujer enamorada de su trabajo, que no ha dejado de pintar ni un solo día de su vida, de hecho, sigue con cuadros inmensos. Sufrió la misma discriminación y dificultades que las mujeres de su generación, pero nunca se rindió”. Sevilla estudió en la Escuela de Bellas Artes de Sant Jordi en Barcelona entre 1960 y 1965; entre 1969 y 1971 participa en el Seminario de generación automática de formas plásticas del Centro de Cálculo de la Universidad Complutense de Madrid. En los años 70 su obra pictórica ya utiliza la geometría como una base normativa. “Yo siempre cuento, que cuando todos mis amigos y colegas eran famosos, yo no podía ni exponer. Estaba con un niño en una rodilla, otro en la otra y en la mano el pincel. Se me veía como un ama de casa, no como artista. No había manera de romper esa imagen”, ha contado. “Además de que el ámbito de la geometría no interesaba, no se entendía y era masculino. No habré oído yo veces eso de que parece que lo ha hecho un hombre. Afortunadamente eso ha cambiado mucho”. La muestra se despliega a través de 10 salas del edificio Nouvel en las que se realiza un recorrido cronológico y circular. «He intentado generar un relato que atravesara todas las piezas, conectando las últimas con las primeras, el módulo, la línea, la geometría de Soledad Sevilla que yo considero no fría sino emocional, porque se trata de una artista que busca crear un vínculo emocional con la obra como Sempere, Yturralde, Agnes Martin o Rothko», ha manifestado la comisaria. [Hasta el 10 de marzo. Museo Reina Sofía. Madrid. Museoreinasofia.es]

    Vista de la exposición en el Museo Reina Sofía. Mondrian, 1973 © Soledad Sevilla, VEGAP Madrid, 2024
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