Una cápsula del tiempo. Eso es la subasta de arqueología que celebra Christie’s el 4 de febrero en Nueva York que concentra antigüedades griegas, romanas, egipcias y bizantinas datadas entre los siglos III a. C y el XII d.C. La estrella es un kylix ático de figuras rojas atribuido al pintor de Brygos, por el que se piden de 680.000 a 880.000 euros [en imagen]. El kylix o cílica era una tipología de copa griega para beber vino mezclado con agua, habitual en las celebraciones del symposium, ágape en el que los invitados eran exclusivamente hombres que disfrutaban del vino, conversaciones, adivinanzas, audiciones musicales, espectáculos de danza y en ocasiones de encuentros sexuales. Activo en Atenas a principios del 400 a.C., el pintor de Brygos fue un prolífico decorador de copas de figuras rojas. Aprendió su oficio de Onesimos, y él mismo fue un personaje influyente siendo, de hecho, el líder de un gran círculo de pintores. Pintó escenas tanto de género como mitológicas, siendo particularmente aficionado a las representaciones de Aquiles, así como de simposios y atletas. Como la mayoría de pintores griegos de vasos, su verdadero nombre nos es desconocido y se le identifica únicamente por los rasgos estilísticos de su obra. Lleva el nombre del alfarero Brygos, con quien trabajó; es más, algunos estudiosos sostienen que el pintor y el alfarero pudieran ser la misma persona.

También hay que hablar de una figura cicládica, de la variedad Spedos, que tiene más de 4.000 años de antigüedad. Este ejemplar, preciado entre 680.000 y 880.000 euros, muestra sus típicas y enigmáticas proporciones alargadas [en imagen]. Se desconoce la función y significado de estas esculturas en la cultura de las Cícladas. Como la mayoría son femeninas, y están representadas desnudas, con senos y triángulos púbicos incisos para indicar su sexo, tal vez estuvieran vinculadas a la idea de fertilidad y reproducción, que fue a menudo un asunto central de las antiguas religiones mediterráneas. Aunque se han localizado casi exclusivamente en tumbas, no está claro si fueron hechas específicamente para enterramientos. En algunos casos, la decoración fue repintada, sugiriendo que estas figuritas estuvieron en uso durante un largo período de tiempo antes de ser sepultadas. Como no podían estar de pie, pudieron haber sido sostenidas en posición vertical en ceremonias sociales o religiosas, tales como procesiones.
