A lo largo del siglo XVIII, el mito de Venecia, ciudad única por su historia, arquitectura y vitalidad, se fue construyendo poco a poco. La presencia de grandes talentos, como los pintores Piazzetta y Giambattista Tiepolo, el vedutista Canaletto y los escultores Corradini y Brustolon, por nombrar sólo algunos, permitieron a esta urbe cultivar una estética y un sentido del lujo únicos. La música también estaba muy viva a través de compositores como Porpora, Hasse y Vivaldi, interpretadas por cantantes de fama mundial como el castrato Farinelli y la soprano Faustina Bordoni. Durante el Carnaval, el drama y la farsa estaban por todas partes, y la pasión por los juegos de azar se desataba en el ridotto. Esta exposición en el Grand Palais es un homenaje a la página más brillante de la historia artística de la Serenissima. [Canaletto, Vista de Venecia]