Esta colección barcelonesa es el resultado de la pasión por el arte de Fernando Casacuberta y Rosario (Coty) Marsans, cuyo esfuerzo a lo largo de treinta años ha culminado en un significativo conjunto de obras de arte hispánico. En este acervo, formado por pintura, escultura y artes decorativas, destacan dos grandes conjuntos: por un lado, el de pintura y escultura gótica e hispanoflamenca, y por otro, el de la pintura que configuró la modernidad artística en el cambio al siglo XX. Además de estos ejes bien definidos, y siempre en el ámbito del arte español, la colección incluye pintura barroca, cerámica, objetos litúrgicos, pintura y escultura contemporánea. Comprende asimismo un nutrido conjunto de marcos de los siglos XVI al XVIII. Recientemente, la colección Casacuberta Marsans ha inaugurado su sede en el barrio gótico de Barcelona. Ocupa las dependencias eclesiásticas del antiguo Hospital de clérigos de Sant Sever, un edificio histórico que ha sido recuperado y transformado en espacio expositivo por el equipo de arquitectos Garcés-De Seta-Bonet entre 2021 y 2023. “Queremos configurar un punto de acceso a la cultura y de comunicación del pensamiento”, dice Fernando Casacuberta sobre este ilusionante proyecto que viene a enriquecer el tejido cultural barcelonés.
¿Cuándo empezó su historia como coleccionista? A partir del momento en el que fui consciente de que adquiría una determinada obra, no solo por el bagaje personal que me proporcionaba, sino también porque aportaba coherencia al conjunto. Empecé a comprar obras con la voluntad de reunir un conjunto coherente. Por aquel entonces, ya estaba casado y Coty compartió conmigo este proceso. El arte es una de las grandes motivaciones de nuestras vidas. Es una forma de habitar el mundo en la que ahora también están involucrados mis hijos, tanto en la conceptualización como en la gestión de la colección.
¿Qué motivación le impulsa a coleccionar? Por un lado, es una personal, porque cada nueva obra es para mí el inicio de un viaje en el que el estudio y la comprensión de la obra genera un crecimiento personal. Esta relación íntima con las obras, esta necesidad de admirarlas, es lo que me define como coleccionista. Aunque también hay otro tipo de estímulo, igualmente satisfactorio, el de compartir este conocimiento con mi familia, con la sociedad, y fomentar así la apreciación del arte. Desde el inicio hemos colaborado con museos prestando obras para exposiciones. Las contadas ocasiones en las que no hemos facilitado el préstamo, se deben a un compromiso previo con otro museo que lo hacía imposible. Siempre procuramos favorecer estas colaboraciones y apoyar las propuestas museísticas ya que son experiencias muy enriquecedoras. Por ejemplo, El Tríptico de la Lamentación, del Maestro de la leyenda de Santa Lucía, estuvo unos años depositado en el Museo Groeninge de Brujas. Sin duda, son proyectos que también benefician a las obras, porque proponen un nuevo punto de vista a su percepción.
¿Por qué arte español? Porque es el que mejor conocemos, el más próximo y el que más nos interesa. Hemos procurado construir una colección equilibrada. Sin embargo, es difícil evitar que determinados periodos o autores destaquen según nuestros gustos personales. Porque se trata de una colección familiar, no institucional. No hay un programa de adquisiciones sino una intención: la de construir una colección con sentido. Adquirir una obra concreta depende de nuestra formación y de nuestra información, pero también de la oportunidad. Por esta razón, hay artistas en los que estamos interesados y que no están representados en la colección, ya que aún no se ha presentado la oportunidad de adquirirlos. Porque construimos la colección con esfuerzo, los recursos no son infinitos y priorizar el arte supone renunciar a otras cosas.
Las adquisiciones que realiza ¿responden a un mismo criterio, a una misma mirada? Nos interesan las obras que representan el mejor momento del artista, el más valiente, aquellas que manifiestan la gran aportación de su autor a la historia del arte. En muchos casos, no son las más comerciales, sino las más íntimas. Buscamos el asesoramiento de profesionales, cuya ayuda es indispensable a la hora de decidir una adquisición. En ocasiones, incluso determinante, por ejemplo, en el caso de un dictamen de estado de conservación desfavorable. No obstante, es el interés en ciertas obras, en periodos concretos, lo que acaba estableciendo ciertos patrones, una mirada reconocible en la colección. En la pintura de cambio al siglo XX hay una representación predominante que manifiesta el pensamiento de la generación del 98 y la idea de la España negra, es la pintura de Darío de Regoyos, Ignacio Zuloaga, José Gutiérrez Solana o Isidre Nonell. Asimismo, la pintura gótica es mayoritariamente la de la Corona de Aragón porque su expresión artística nos interesa especialmente, autores como Lluís Borrassà, Jaume Serra, Joan Reixach o Jaume Mates…. [Nadia Hernández Henche. Foto: Maria Dias]