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    Cristina BanBan, a golpe de pincel

    Cristina BanBan (1987, El Prat, Barcelona) aprendió a dibujar casi al mismo tiempo que a andar. A los 5 años ya daba clases de pintura y llenaba los cuadernos con personajes inspirados en las series infantiles manga que veía en la tele. En la adolescencia, mientras estudiaba el bachillerato, daba clases como profesora de pintura en una escuela, compaginándolo más adelante con la carrera de Bellas Artes. En 2012, la crisis económica y un horizonte incierto le empujaron a marcharse de España. Su destino fue Londres donde llegó con una maleta y una meta prosaica: aprender inglés. Pero hizo mucho más que eso pues la Royal Academy la distinguió como una de las artistas jóvenes del momento en su prestigioso concurso de pintura estival. Su manera de enfrentarse al lienzo, que compara con un asalto, se traduce en unos voluptuosos desnudos femeninos cuya paleta carnal y mirada visceral son herederas de Willem De Kooning y Lucian Freud. Su propuesta no pasó desapercibida para dos de las galerías más influyentes del panorama internacional: Skarstedt y Perrotin, que le han dedicado exposiciones individuales en Nueva York y París. Representada en colecciones como las del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, la Fondation Louis Vuitton de París o el Pérez Art Museum de Miami, tiene su estudio desde hace cuatro años en Brooklyn y entiende la pintura como “una pelea sin fin”.

    ¿Cómo llega el arte a su vida? ¿cómo descubre su vocación? Mi madre cuenta que a los 2 años ya me gustaba dibujar. Mi primer recuerdo es con 5 años, cuando una amiga del colegio me decía lo contenta que estaba de apuntarse a clases de dibujo, ahí fue cuando yo le pedí a mis padres que me inscribieran. Desde entonces y hasta bien entrada la adolescencia asistí cada día a esa escuela, aprendí mucho a una edad muy temprana. Fue una enseñanza bastante tradicional que me dio las bases del dibujo y el color desde bien pequeña. A los 17 años empecé a trabajar como profesora de pintura compaginándolo con el bachillerato y más tarde con la carrera de Bellas Artes.

    En 2017 recibió el premio que concede la Royal Academy of Arts de Londres a la mejor obra de un artista menor de 35 años. ¿Qué supuso para su carrera? En aquellos momentos estaba muy perdida, no tenía ni idea de cómo introducirme en el mundo del arte, empecé de cero en Londres. Con la intención de dar visibilidad a mi trabajo, me inscribí en algunos concursos, uno de ellos fue para formar parte de la Summer Exhibition organizada por la Royal Academy. Es una institución con mucho prestigio en Londres y esta exposición se celebra desde hace más de 250 años. ¡Solo conseguir participar ya fue muy difícil! Ser premiada fue un incentivo para seguir trabajando duro y me facilitó los contactos con galerías y prensa.

    Ha descrito su estilo como “un puente entre la figuración y la abstracción gestual”. ¿Cómo ha encontrado su propia voz? Si te soy sincera no creo que la haya encontrado todavía y espero no hacerlo nunca. La pintura es como una pelea sin fin, me sentiría estancada si me creyese que ya he encontrado una manera de hacer. Lo que sí sé es que estoy esforzándome por abandonar la pintura narrativa experimentando con nuevos lenguajes. Me queda mucho por aprender…. [Vanessa García-Osuna. Foto: Albert Font]

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