“La excepcional consideración de ‘divino’ ha sido reservada a lo largo de la Historia del Arte a muy pocos artistas. Así se conoció en el mundo antiguo al griego Apeles por maravillar a sus coetáneos y a las generaciones sucesivas con sus creaciones llenas de verosimilitud, a Rafael, en el Renacimiento, por alcanzar en grado supremo la gracia, el encanto y la dulzura con sus pinturas, y al boloñés Guido Reni (1575-1642) en el Barroco por ser considerado un genio capaz de tocar con su arte la belleza de lo sobrenatural”, ha resaltado David García Cueto, comisario de la exposición que el Museo del Prado dedica a este genio italiano que brilló en la España del Siglo de Oro. Con el patrocinio de la Fundación BBVA y la colaboración del Städel Museum de Fráncfort, la pinacoteca madrileña alberga hasta el 9 de julio casi un centenar de obras para ofrecer una completa visión de la trayectoria de este artista. Los visitantes podrán admirar piezas como el Triunfo de Job, procedente de la catedral de Nôtre-Dame de París, la Inmaculada Concepción del Metropolitan de Nueva York, la Cleopatra de The Royal Collection de Londres, Dibujo y color del Louvre parisino, o Salomé con la cabeza de San Juan Bautista y Magdalena penitente de las Gallerie Nazionale d’Arte Antica de Roma (Palacios Barberini y Corsini). A estas y otras obras maestras se unen las del propio Museo del Prado, muchas expresamente restauradas para la ocasión, como San Sebastián, Hipómenes y Atalanta, Muchacha con una rosa o Virgen de la silla. [Guido Reni, Hipómenes y Atalanta © Museo del Prado]