“(Picasso) destruyó para luego construir. Llegó a París en 1900, cuando yo era una niña, y ya sabía dibujar como Ingres, diga lo que diga Sert. Soy casi vieja y Picasso todavía sigue trabajando; se ha convertido en el principio radioactivo de la pintura. Nuestro encuentro solo podía haber ocurrido en París”, afirmó Coco Chanel. Pablo Picasso (1881-1973) y Gabrielle Chanel (1883-1971), colaboraron profesionalmente en dos ocasiones, ambas con Jean Cocteau: en Antígona (1922) y en el ballet ruso de Serguéi Diághilev Le Train Bleu (1924). Se conocieron en torno a la primavera de 1917, seguramente a través del propio Cocteau o de Misia Sert. La diseñadora entabló con ambos una larga y duradera amistad que la introduciría en el círculo del pintor español. El Museo Thyssen-Bornemisza propone una exposición, comisariada por Paula Luengo, que explora la relación de estos dos grandes genios creadores del siglo XX. La muestra, que se inaugura el 11 de octubre y cuenta con el patrocinio de Telefónica/ACE. [Arlequín con espejo, 1923. Museo Nacional Thyssen Bornemisza © Sucesión Pablo Picasso, Vegap. Madrid, 2022]
