Un viaje emocional de la tristeza a la alegría para enfrentarnos al dolor y a la gloria. Ese es el objetivo de Emociones. Imágenes y gestos del pasado y del presente que presenta el Museu Frederic Marès con esculturas de su colección, de los siglos XII al XVI, en diálogo con obras de los siglos XX y XXI. Su director, Salvador García Arnillas, se muestra satisfecho de esta muestra y del proyecto ya iniciado de plantear diálogos entre las esculturas de la colección, de iconografía religiosa medieval, con creaciones contemporáneas, que aportan nuevas formas de ver. “Me dedico a conectar la Edad Media con las vanguardias del siglo XX” -explica su comisaria, Victoria Cirlot- “Emociones trata de los movimientos del alma, siempre justificados por el cristianismo, a diferencia del estoicismo, cuyo ideal era la sabiduría y, con ella, el destierro de las emociones”. Es una exposición pequeñita, pero muy emotiva e intensa y su montaje, en un espacio casi recóndito del museo, invita al recogimiento y al viaje interior. “Nos hemos focalizado en Bill Viola -explica Cirlot- ya que gran parte de su obra, a partir de 1998, la ha construido en diálogo con la tradición medieval y de ahí nació su ciclo The Passions, del que hemos podido traer aquí dos piezas extraordinarias, Observance y Study for Emergence, ambas de 2002.”
El discurso expositivo quiere buscar un camino que nos lleve del dolor a la gloria a través de la herida que Cristo recibió en el costado cuando estaba en la cruz, como unión entre ambas pasiones. “Esa herida fue objeto de una particular devoción en la Edad Media y la exposición comparte la misma idea de camino interior que nos conduce del dolor a la gloria como dos extremos contrarios. Iconográficamente, esta herida indujo a una forma de representación extraordinaria, lo que llamamos la herida mandorla, que tiene profunda relación con el arte del siglo XX”, añade Cirlot. A la comisaria le hubiera encantado mostrar los libros devocionales de los siglos XIV y XV para comprender mejor el relato de la exposición pero, al no poder presentarlos, se muestran unas imágenes con la herida mandorla, representada ya exenta del cuerpo de Cristo, que permite relacionar esa llaga mística con los cortes de Lucio Fontana y con la obra matérica de Antoni Tàpies, ambos presentes en la exposición. En el siglo XII ya se decía que la herida es lo que nos abre el cuerpo de Cristo y a través de ella llegamos al corazón y esta idea se ilustra en imágenes de los devocionarios del siglo XV con un corazón dentro de la mandorla, cuyo significado es que a través de la herida llegamos al amor.
“El cristianismo consigue que la pasión y el dolor sean una gloria y eso se logra a través del amor. Aquí se trataría de que el espectador llegue a conectar empáticamente con ese dolor y con esa gloria”, expresa Cirlot. “Con el gótico se despertó la necesidad de comprender y valorar la compasión. El rostro de Cristo se humaniza frente al hieratismo románico y se preocupa por la Virgen, por María Magdalena y por los que sufren junto a la cruz; hay un giro en la sensibilidad europea del siglo XIII muy importante”. Viola, interesado en el budismo Zen, el misticismo cristiano y el sufismo islámico, en el vídeo, Study for Emergence (2002), no sólo nos enfrenta a la atemporalidad de las emociones, a su intensidad, sino que su virtuosismo en el manejo del tiempo, del silencio y de las emociones convierten la obra en algo milagroso, y tan sublime como una imagen del descendimiento de la cruz. Finalmente, la gloria de María se muestra con la Virgen coronada en el cielo, incorporada así a la divinidad, compartiendo la luz de su esplendor. La coronación de María es símbolo de su gloria. Dos Madres de Dios con el Niño coronadas y una glorificación de María son las obras del museo que se exhiben en este ámbito, junto a la instalación de luz de Javier Riera, El sitio discontinuo, con proyección de formas geométricas lumínicas de color blanco, el color de la pureza, con las que la comisaria establece una correspondencia con la Transfiguración de Cristo, porque Cristo es la Luz.
[Marga Perera. Hasta mayo de 2024. Museu Frederic Marès. Barcelona.cat/museufredericmares/ca/]