“¿Qué tenían en común el extrovertido y brillante malagueño con el tímido y silencioso catalán?. Quizá fuera esa disparidad de caracteres la que fraguó la amistad entre Joan Miró (1893-1983) y Pablo Picasso (1881-1973). David Miró, nieto del pintor barcelonés, captó la atmósfera de los distintos talleres en los que trabajaban: “En el castillo de Picasso había una fuerza creadora única, turbadora y a veces cruel; en cambio, en la atmósfera de Miró había más paz, pero también más misterio.” “El joven e inexperto pintor sentía una gran admiración hacia el maestro desde el principio. Y, con el paso de los años, a medida que Picasso le fue prestando pequeñas ayudas en París, todo ello se transformó en un profundo respeto mutuo y en una buena amistad”, apunta Victoria Combalía en el catálogo de la exposición Miró-Picasso que organizan, producen y acogen conjuntamente el Museu Picasso y la Fundació Joan Miró de Barcelona. Esta presentación excepcional, comisariada por Teresa Montaner y Sònia Villegas de la Fundació Joan Miró, y Margarida Cortadella y Elena Llorens del Museu Picasso de Barcelona, reúne cientos de obras y documentos que recorren la relación de amistad y admiración que compartían los dos artistas, siguiendo los principales momentos en los que sus vidas se cruzaron, explorando sus afinidades artísticas, así como su vínculo con la capital catalana… [Pablo Picasso y Joan Miró en Mougins, 1967. Foto: Jacqueline Roque © Sucesión Miró 2023 © Jacqueline Picasso, Vegap, Barcelona 2023]
