La nigeriana Otobong Nkanga (Kano, 1974) es una de las artistas visuales más prometedoras de la escena contemporánea cuyos proyectos se han expuesto en museos como la Tate Modern de Londres o el MHKA de Amberes, y eventos como la Documenta de Kassel o la Bienal de Venecia, quien le concedió una mención especial en 2019. Conectar su obra, que refleja también su compromiso con la sostenibilidad, con la artesanía de un lugar, con sus paisajes y sus gentes, es una de las motivaciones de esta artista residente en Amberes. Nkanga explora la manera en qué construimos nuestra identidad; la relación, topográfica, histórica y social, que forjamos con nuestro entorno cotidiano.
El IVAM ofrece una panorámica de su trayectoria en la exposición Craving for Southern Light (Anhelo de Luz del Sur), comisariada por Nuria Enguita, que reúne una selección de su producción de las últimas dos décadas. Se incluyen dibujos, textiles, esculturas y performances, así como una instalación específica para el museo valenciano creada por la artista en colaboración con el taller de cerámica Domanises. En la primera sala, varias series de dibujos y un tapiz de grandes dimensiones definen una iconografía poética y política que ha acompañado siempre a la artista, mostrando su potencial ficcional a través de imágenes portadoras de las memorias personales y colectivas de cuerpos, espacios y movimientos interconectados. Sus figuras –muchas veces sin cabeza y dando protagonismo a la acción– y sus naturalezas heridas invocan una memoria que habla de trabajo, pertenencia y propiedad. Muestran escenas domésticas y familiares, pero también conflictos colectivos, formas de violencia y explotación. Dibujos diagramáticos se organizan en series e incluyen su paleta de color, que funciona como origen de nuevas escenas.
La sala central alberga un trabajo específico, resultado de los viajes, la investigación y las relaciones que la artista ha establecido en la ciudad y en el museo. Un paisaje alterado, oscuro: un espacio emocional entre la oscuridad y la luz, hecho de formas frágiles, precarias, como la arcilla modelada en formas abstractas reminiscentes de otras naturales que remite a un desequilibrio ecológico, económico y político. Frente ese paisaje se presentan distintos objetos que tienen que ver con la regeneración de la naturaleza y la reparación del cuerpo. Recipientes que albergan vida o alfombras que nos permiten pensar en la comodidad de las fibras naturales protectoras y, a la vez, transmisoras de energía. Una serie de cuerdas que se deslizan por el espacio, atraviesan bolas de gran tamaño o suben hasta el techo nos remiten a encrucijadas de narrativas o historias itinerantes.
En este entorno se instala un proyecto de economía circular y de estructuras de producción transformadoras como es Carved to Flow (Tallado para fluir, 2016):un proyecto para elaborar jabón con base en Atenas iniciado durante la documenta 14 en 2017 –que actualmente continúa su producción– y cuyos beneficios revierten en la comunidad tanto en la ciudad de Atenas como en Nigeria. En la última sala, una serie de tapices, un suelo de roca volcánica y la instalación Solid Manouvres (Maniobras sólidas, 2015) inciden en la interrelación de los animales, vegetales y humanos con los recursos minerales (acero, cobre, mica o aluminio), aludiendo a una simbiosis plena con la tierra y subrayando el papel fundamental del cuerpo en la comprensión de nuestro entorno y en la consecuente formación de pensamiento. El trabajo de Otobong Nkanga constituye una de las expresiones más sólidas y complejas en el paisaje del arte contemporáneo, aunando el desarrollo de una imaginación crítica y una forma artística poderosa con la especificidad histórica, la diseminación política y el cuidado social. IVAM, Valencia. Hasta el 7 de enero de 2024.