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    Un enredo simbiótico

    Con el objetivo de apoyar y colaborar con los artistas que han disfrutado de su Beca de Arte, la Fundación Botín pone en marcha el nuevo programa expositivo «Enredos», Han pasado 13 años desde que Eva Fàbregas (Barcelona, 1988) fuera becaria y ahora se presenta no sólo con su obra sino como comisaria -en colaboración con Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de exposiciones y de la colección del Centro Botín-. El proyecto consiste en que el artista, en este caso Fàbregas, se vincule de nuevo con la colección y con los espacios eligiendo, como comisaria, obras de otros artistas becados por la Fundación Botín estableciendo un diálogo con su obra. Esta escultura, concebida para esta sala expositiva y producida en colaboración con el MACBA de Barcelona, se compone de una acumulación de esculturas hinchables, de una escala inmensurable, ante la cual el visitante se vuelve minúsculo. Parece que fuese testigo de un incontrolable crecimiento orgánico, un enredo simbiótico entre obras y cuerpos, formas, materiales y colores, que provienen de los mundos de fantasía de los cuentos infantiles y la ciencia ficción, que recuerdan a los órganos internos si el ser humano fuera capaz de encogerse muchísimo y adentrarse en ellos. 

    Los vínculos entre las obras expuestas crean un diálogo complejo, a menudo inesperado, en torno al deseo, lo corporal y lo lúdico, pero también lo amorfo, lo atrevido y lo perturbador. La artista catalana ha concebido su escultura como un organismo vivo, como gusano, intestino o alienígena, que se retuerce y atraviesa los espacios expositivos, rompiendo las paredes de la sala, adueñándose del espacio arquitectónico, como en un crecimiento incontrolado, y llena de aire, va palpitando inesperadamente. Su idea es presentar volúmenes biomórficos que aludan a procesos y ritmos biológicos relacionados con la digestión, la gestación o la metamorfosis.  Según asegura Bárbara Rodríguez Muñoz, “Ha sido maravilloso acompañar a Eva en el proceso de dar forma a esta fantasía material y de imaginar con ella la sorprendente vitalidad e inmensidad de sus esculturas y su relación con las obras de la colección de la Fundación Botín”. De coloridos amables, como azules, rosas, magentas, mostazas y blancos, con su textura suave despiertan el deseo de tocarlas. Los artistas elegidos para el diálogo con las obras de Fàbregas, becados también por la Fundación Botín y representados en su colección de arte son Leonor Antunes, Nora Aurrekoetxea, David Bestué, Cabello/Carceller, Asier Mendizábal y Sara Ramo, así como una serie de fotografías de Gabriel Orozco, también incluidas en la colección.  “Quería reunir una selección de obras de arte que establecen un diálogo complicado, a menudo inesperado entre sí, que no corresponde a cuestiones de influencia, generación o canon. Y así comencé a imaginar la exposición como un organismo vivo y a gran escala, que obedezca a su propia lógica libidinosa, una máquina deseante”, asegura la propia Fàbregas. Hasta el 15 de octubre. Centro Botín, Santander. [Marga Perera. Fotos: Belén de Benito]

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