María Gimeno, artista polifacética que utiliza la performance como herramienta para complementar su obra y también como acción única, descubrió un día que en uno de los libros que más había manejado durante y después de su etapa universitaria, La Historia del Arte de E.H. Gombrich, no había ni una sola mujer artista. “Es el libro de historia del arte más popular del siglo XX. Representa el canon establecido. Fue publicado en 1950, y a día de hoy sigue siendo un libro de referencia a pesar de no incluir a ni una sola mujer artista.» Y decidió incluirlas ella.
El Museo del Reloj Antiguo de Grassy (Madrid) acoge mañana la performance Queridas Viejas en la que la artista disecciona con un cuchillo el manual e inserta nuevas páginas con referencias a 80 creadoras [los ejemplares resultantes pueden adquirirse en la joyería]. «El cuchillo es la herramienta fundamental de la acción. Visualmente el mensaje es claro y poderoso. Necesito el cuchillo para poder cortar físicamente la historia del arte, y crear espacio a las nuevas páginas, ese, que históricamente se les ha negado. Introduzco las páginas en el lugar exacto que les corresponde dentro de La Historia del Arte, junto a sus contemporáneos.»
«¿Por qué Queridas viejas? Es un título extraño, incluso desagradable, contiene una palabra tabú: viejas, que está casi prohibida a pesar de poder resultar entrañable. Me interesa el juego y el doble significado del lenguaje, porque es precisamente el lenguaje uno de los lugares donde reside el problema de la exclusión de las mujeres. La razón es que hay terminología que no abarca a toda la sociedad, que ningunea a una parte, obligándonos a buscar nuevos términos que rescaten del olvido a los excluidos. Queridas viejas nombra lo innombrable, las nombra a ellas: a las antiguas grandes maestras del arte, que por no tener no tienen ni nombre para dirigirnos a ellas como colectivo.»
[Performance de Maria Gimeno en el Museo del Reloj Antiguo, Grassy, Madrid. Fotos: Ana Martín]
