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    Sinfonía en azul

    El azul ocupa una posición única en el espectro. Como color del cielo y el mar, ha sido una fuente inagotable de inspiración para artistas de todas las épocas y movimientos. Raoul Dufy lo apreciaba por ser el único “que conserva su personalidad en todos los tonos”, mientras que Kandinsky lo consideraba el color del alma, el más espiritual de todos, asociándolo a lo sublime. La Fundación Ibercaja presenta en el Museo Goya de Zaragoza una sugerente exposición que propone un recorrido por la colección del empresario Juan Abelló y su esposa Anna Gamazo con el color azul como hilo conductor. Azul. Colección Abelló, comisariada por Marisa Oropesa y María Toral, recorre cinco siglos de arte, del XV al XX, a través de 41 obras de artistas como Francisco de Goya, Camille Pissarro, Edgar Degas, Paul Gauguin, Juan Gris, Joaquín Sorolla, Pablo Picasso, Joan Miró o Andy Warhol.

    Giovanni Domenico Tiepolo, Baile en un jardín

    El color azul es el nexo que conecta todas las pinturas, ya tenga un papel protagonista o anecdótico, pero siempre atendiendo a su simbología. En algunos casos, es utilizado para mostrarnos la realidad interna y personal de sus autores; si Picasso recurrió a él para plasmar su desesperación, tristeza y melancolía; Miró en cambio lo utilizó para recrear sus sueños. En las obras de temática religiosa alude a la eternidad y el carácter divino. Ejemplo de ello es la tabla La Virgen con el niño, del aragonés Maestro de Morata, donde destaca la importante presencia del color azul, que hasta el siglo XIX denotaba distinción, ya que para conseguirlo se necesitaba una costosa piedra preciosa, el lapislázuli. El costumbrismo y el paisaje ocupan un espacio principal en esta muestra. De Goya se expone La cucaña, una tradicional escena campestre. Esta perspectiva social se percibe también en  cuadros como El Minuet, de Tiepolo o Travailleurs des champs, de Camille Pissarro, uno de los máximos exponentes del impresionismo. En esta línea, la muestra también incluye referencias al azul del mar y su luz, con lienzos como Niño en la playa. Sol poniente, de Joaquín Sorolla.

    Pierre Bonnard, Desnudo sobre fondo azul

    Los diferentes movimientos artísticos que se fueron sucediendo en el siglo XX se abordan en el discurso expositivo. El cubismo está ejemplificado en naturalezas muertas como La casserole, de Juan Gris mientras que el surrealismo se ilustra con Femmes, oiseaux, étoiles, de Joan Miró y Ohne Titel de su coetáneo Max Ernst. El expresionismo abstracto está encarnado en las figuras de Willem de Kooning, Sam Francis y el grupo “El Paso” con Manuel Rivera, autor de Mutación II, una pieza que llama la atención por el volumen y los materiales utilizados (mallas metálicas en tonos azules). A partir del siglo XIX, con Paul Gauguin, el azul deja de atribuirse únicamente al cielo y al mar para asumir el protagonismo en obras que retratan la intimidad de las mujeres como Tahitien Assis, Nu sur fond bleu, de Pierre Bonnard, Femme se coiffant, de Edgar Degas o Study #179, de Tom Wesselman, que plasmó aquí la cosificación de una mujer que aparece sin rostro. 

    Juan Gris, La casserole

    Las féminas no solo están presentes como musas y modelos sino también como creadoras; sobresalen aquí la cubista María Blanchard (Naturaleza muerta) y la abstracta Sonia Delaunay (Composition abstraite), dos referentes de la pintura en del siglo XX. El Pop Art pone el broche a la exposición con Andy Warhol y su Dollar Sign, un símbolo del dólar en color rojo sangre sobre un llamativo fondo azul.

    Andy Warhol, Signo de dólar

     

    [Hasta el 29 de enero. Museo Goya, Zaragoza. Fundacionibercaja.es]

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